Fiesta de la Feria de Simoca
La Fiesta de la Feria de Simoca, una de las fiestas más populares de Tucumán, es una de las celebraciones más representativas del folclore y la identidad popular del norte argentino. Nacida del pulso vivo de una de las ferias más antiguas del país, combina tradición, gastronomía, música y cultura en un evento que honra las raíces de un pueblo profundamente ligado a sus costumbres. Cada año, esta fiesta transforma la histórica feria sabatina en un gran encuentro comunitario donde se celebra lo auténtico y lo nuestro.

Orígenes y evolución de la feria
La Fiesta Nacional de la Feria de Simoca, en Tucumán, tiene sus orígenes en una tradición que se remonta al siglo XVII como una feria de trueque en el paso obligado de viajeros por rutas coloniales, consolidándose en el siglo XIX como un mercado sabatino vibrante donde se comerciaban desde frutos y ganado hasta tejidos y artesanías. Con el tiempo, el carruaje sulky —peatonal y ligero, importado por colonos ingleses— se convirtió en símbolo emblemático de la zona, hasta que en 1966 la feria pasó a tener estatus nacional, dando origen a una celebración que honra ese legado.
Características distintivas de la Fiesta de Simoca
Durante todos los sábados del año, Simoca vibra con más de 400 metros de corredores donde conviven más de 50 ranchos gastronómicos, alrededor de 200 puestos de artesanos y productores locales, y la histórica práctica del trueque, todo entre el continuo paso de sulkys que refuerza la identidad local. Sin embargo, es en julio cuando esa feria histórica se transforma en fiesta nacional: se instala en el predio "Mercedes Sosa" el escenario "Virgilio Carmona", donde por las noches confluyen espectáculos de música y danzas folclóricas, agrupaciones gauchas y destacados artistas tucumanos y nacionales.

Tradición y comunidad
Esta celebración no solo mantiene vivos oficios y sabores únicos —como el pastel de novia, la chala con anís, humitas y tamales— sino que también representa una auténtica fábrica de identidad comunitaria. En ella se entrelazan mensajes cotidianos, saludos cálidos y conocimiento local, reforzando una tradición que es compartida generacionalmente.
Impacto económico y cultural
Además, moviliza a miles de visitantes que generan una verdadera inyección económica: más de 450 familias regionales dependen de ella y promueve turismo, comercio y empleo en la zona. La Fiesta Nacional de la Feria de Simoca se presenta como una experiencia singular que amalgama historia colonial, tradiciones gauchas, mercado popular y celebración folclórica en un solo espacio-tiempo.
El resultado es una expresión culturalmente auténtica, marcada por el cromatismo del folclore tucumano y el orgullo de una comunidad que rinde homenaje a sus raíces y tradiciones. En Simoca, cada feria es un espejo de su gente: hospitalaria, laboriosa y profundamente arraigada a su historia.